PROVIR: Riojas genéricos,
superiores y vinos de la tierra
JUAN CARLOS SANCHA. PROVIR.
Creemos que es importante la diferenciación de calidades
dentro de Rioja. Para ello pensamos en un modelo piramidal con
el vértice para los "Riojas superiores", en
el centro los "Riojas genéricos" y en la base
los "vinos de la tierra" que darían salida a
los excesos de rendimientos. Consideramos importante llegar a
un acuerdo de todo el sector para garantizar una estabilidad
de producción de uva, un 10 por ciento superior a la comercialización,
que permitiría mantener una estabilidad para los precios
de la uva de Rioja en una banda variable entre las 100 pesetas
por kilo y las 200 para las uvas de calidad excelente. Para garantizar
un estabilidad de producción es necesario que se pueda
embotellar en nuestras bodegas de Rioja un vino de la tierra
que permita dar salida como vino de no Rioja a los excesos de
uva no amparada por superar la producción de uva a la
comercialización. Esto posibilitaría a su vez mejorar
la calidad de los vinos de Rioja.
Todos los años se decidiría la cantidad de uva
de Rioja que tendría derecho a consolidarse como tal,
en función de la comercialización del año
anterior y de las expectativas de mercado. Ahora más que
nunca se debe aprovechar el exceso de producción para
que de una vez por todas aquel viticultor, con afán exclusivamente
productivista, tenga dificultades para vender sus uvas y, por
supuesto, no le sea rentable producirlas. De la misma manera,
el viticultor que produce buenas uvas deben sentirse arropado
por el mercado y por la administración. Es hora de que
se acabe el "todo vale". Para que todo lo anterior
se cumpla es necesario: que se diferencien calidades en Rioja,
distintas a simplemente la permanencia del vino en barrica; que
exista una producción de uva ligeramente superior a la
demanda; que exista un vino de la tierra que permita sacar al
mercado aquellos vinos exclusivamente producidos en Rioja y que
no cumplan unos requisitos mínimos (más altos que
los actuales); que exista una verdadera campaña de promoción
financiada por todo el sector, y que desarrollemos los acuerdos
para que los precios se mantengan en la banda de entre 100 y
200 pesetas, según calidades de uva y evitar oscilaciones.
El precio de la uva debe reflejar exclusivamente su calidad.
CONSEJO REGULADOR DE LA
DO CALIFICADA RIOJA: Gran Denominación o Denominación
grande
ÁNGEL DE JAIME BARÓ Presidente
del Consejo de la DOC Rioja
En este año 2000 se han cumplido 75 años desde
que el tesón de los viticultores y bodegueros consiguiera
la protección legal de sus vinos mediante la creación
de una de las primeras denominaciones de origen del mundo. Y
puede afirmarse que hemos alcanzado lo que ellos soñaron:
nuestros vinos están presentes en todo el mundo, identificando
nuestra región y prestigiando a nuestro país. Rioja
es hoy sinónimo de imagen de prestigio y seriedad, aprecio
por la calidad y originalidad de sus vinos, rentabilidad para
la vitivinicultura y valor añadido para toda la sociedad
riojana. Un patrimonio colectivo que no hubiera sido posible
sin una autodisciplina de calidad, sin una normativa específica
y una institución como el Consejo Regulador, que ha regido
con seriedad y eficacia la Denominación.
Hoy nos encontramos de nuevo en una encrucijada que puede marcar
el devenir histórico de Rioja. Corremos el grave peligro
de que, como reacción a la situación de necesidad
de aprovisionamiento de años pasados, se nos lleve a otra
situación de sobreproducción estructural y banalización
de nuestros vinos. Por ello es necesario decidir valientemente
si queremos para nuestro futuro una "gran Denominación"
o simplemente una "Denominación grande".
Una "gran Denominación" con variedades específicas,
rendimientos moderados calitativos, estilo de vida original y
diferenciando masa vegetal equilibrado, comunicación potente
y continua, mecanismos de control efectivos y concierto básico
intersectorial. O simplemente una "Denominación grande",
con variedades oportunistas, altos rendimientos vitícolas,
vinos estandarizados y despersonalizados, masa vegetal expansiva,
comunicación débil y esporádica, controles
simbólicos y constante enfrentamiento intersectorial.
Los cantos de sirena que, olvidando el aspecto socioeconómico
de la Denominación, predican la desrregulación
con el argumento de no perder oportunidades vitícolas
o vinícolas, pero con seguridad serán negativos
para el conjunto de nuestra región vitivinícola.
Hay pues que afrontar que sólo debe desarrollarse el viñedo
que dispone de mercado y produce vino de calidad, adaptando el
potencial de producción a la demanda comercial. No debemos
prestar atención a planteamientos inspirados solamente
por la moda o por el productivismo, con criterios exclusivamente
mercantilistas e inmediatos, que no responden ni a las necesidades
de nuestra vitivinicultura ni a lo que esperan de nosotros los
consumidores.
Los distintos colectivos vitivinícolas de la Denominación
deben decidir concertadamente al futuro de nuestra vitivinicultura.
Y yo confío que esas decisiones permitan adecuada rentabilidad
empresarial para viticultores y bodegas, y competividad calitativa
y comercial para nuestros vinos, consolidando así nuestro
prestigio entre los consumidores de esa gran Denominación
por la que siempre han trabajado.
Sigue--->
|