Disfrutar del vino no significa sólo
beber: una copa bien servida ofrece una complejísima
gama de matices capaz de excitar todos los sentidos. Por
eso nació el arte de la cata
Sentidos
y sensibilidad
por Pío García
Una
copa de vino no debe beberse a tragos, como si de agua
se tratase. El vino reúne una muy variada gavilla
de matices y, para gozar de todos ellos, se inventó
el arte de la cata; un arte que exige conocimiento, práctica
y devoción. Pero un arte accesible: "Un catador
no nace; se hace. Tiene que adquirir una buena técnica
y, sobre todo, practicar mucho". Javier Tardáguila,
profesor titular de Viticultura de la UR y experto en
la materia, aprovecha este artículo para invitar
al profano a descubrir los misterios de la cata.
Frente a una copa de vino, el buen bebedor debe reprimir
sus primeros impulsos. Antes de saborearla, conviene recordar
que la cata exige respetar cuatro fases: visual; olfativa;
gustativa; y mental.
La vista, primer impacto Con los ojos,
el catador analizará primero la limpidez del vino.
Para observar si el vino está o no turbio, hay
que colocar la copa entre la luz y el propio cuerpo. Una
vez comprobada su limpidez, el siguiente paso consiste
en evaluar la coloración: "Inclinaremos la
copa unos 45 grados para apreciar mejor la intensidad
del color y su tonalidad o matiz". La parte externa
del vino, la que choca contra el cristal, se denomina
ribete o menisco; la interna, bulbo.
Ambas nos ofrecen información sobre las características
de ese vino: los tonos violáceos, morados o purpúreos
indican su juventud; por el contrario, el color de un
vino más viejo habrá evolucionado hacia
el teja o el castaño. En el caso del vino blanco
puntualiza Tardáguila el recorrido es
más sutil: la palidez amarilla de la juventud se
convertirá luego en un tono dorado o ambarino.
El sentido rey: el olfato La fase nasal
es quizá la más importante. No en vano,
el vino esconde infinidad de aromas diferentes. Por ello
para no viciar la percepción conviene
acercarse a la copa sin perfumes ni afeites: sólo
así podremos apreciar sin interferencias la riqueza
olfativa que encierra una copa de vino.
El catador dispone de dos vías
para captar tan alta variedad de fragancias. En primer
lugar, el camino directo: introducir la nariz en la copa
e inspirar. Tardáguila anima a vencer el pudor:
oler a distancia supone perder aromas. Esta primera vía,
a su vez, se subdivide en dos fases: "A copa parada
(sin agitar el vino) detectamos los compuestos más
volátiles y fugaces; con movimiento circular de
copa favorecemos la evaporación y captamos las
esencias con mayor nitidez".
Pero, además, el catador dispone
de una vía olfativa indirecta: "Cuando bebemos
cualquier líquido, también lo estamos oliendo.
Es lo que llamamos la vía retronasal o retrolfacción".
Tan amplio abanico de aromas obliga al
catador a buscar metáforas para definir sus sensaciones:
olor a frutas, a especias, a cacao, a frutos secos. Los
aromas se dividen habitualmente en tres niveles: primarios,
que recuerdan a la uva; secundarios, que se forman durante
la fermentación (a plátano, a leche, a mantequilla...);
y terciarios o buqué, nacidos durante el envejecimiento
del vino, en barrica y en botella (vainilla, tostados,
cueros, etc.). "La calidad de un vino advierte
Tardáguila se mide por su armonía;
por la capacidad de integrar todos estos matices. Debe
recordar a la uva y, si ha estado envejecido, ofrecer
aromas terciarios. La abundancia de compuestos secundarios
es menos elegante".
Gusto... y memoria Al beber el vino,
entran en juego otros dos sentidos: el gusto y el tacto.
Aquí se perciben sensaciones térmicas y
se aprecia la textura del vino: si es ligero o untuoso,
si es aterciopelado, si tiene o no cuerpo... "Los
taninos del vino explica Tardáguila se
ligan con las proteínas de la saliva, a las que
secuestran; por eso notamos esa sensación de sequedad
que denominamos astringencia".
El catador ya ha probado el vino; lo ha disfrutado hasta
el tuétano. Y entonces comienza la última
fase, de duración casi infinita: almacenar los
datos en el cerebro, analizar su evolución, relacionarlo
con otros vinos...
Sigue--->
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