HISTORIA
DEL VINO
DEBATE: ¿FINURA
O POTENCIA?
LA CATA
EN IMÁGENES
ORIGEN Y
VARIEDAD
LEY DE
VITIVINICULTURA
EL MERCADO
EN EUROPA
EL CORCHO
COCINA DE RIOJA
LA AÑADA 2001
OPINIÓN: ORO NEGRO U ORO DE LOCOS
RECETAS DEL RIOJA
ENTREVISTAS
CRÉDITOS
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La liturgia del catador va más
allá del mero sorbo. Ante una copa llena, el experto
trata de obtener toda la información posible: la
que se recibe a través de la vista, el olfato, el
gusto y el tacto. Un rito pensado para disfrutar de la enorme
variedad de matices que enriquecen al vino.
Un rito para hedonistas
por Pío García
Un color para cada edad
Las copas inclinadas sobre un mantel
blanco permiten conocer la edad del vino: de la
juventud purpúrea (izquierda) a la ancianidad
teja (derecha).
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Un ligero movimiento
Tras oler el vino "a copa
parada", los expertos aconsejan realizar un
pequeño movimiento circular para liberar
un mayor número de aromas.
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El triunfo del olfato
La enorme y compleja variedad de
fragancias que despide el vino convierten al olfato
en el sentido privilegiado en el catador.
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Del olor, al sabor
Sólo tras haber inhalado
todos los aromas afronta el catador la fase gustativa:
para arrancar bien los sabores, el vino debe pasearse
por toda la boca.
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Servir con corrección
El vino, aclaran los técnicos,
debe servirse con corrección. Ello implica
no apoyar la botella sobre la copa, sobre todo por
razones higiénicas.
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No tocar el seno
Según su mayor o menor escrúpulo,
el catador puede coger la copa por el tallo o por
la base; pero nunca por el seno, ya que eso viciaría
la percepción.
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