La Ley de Vitivinicultura disgusta
al presidente del Rioja. De Jaime Baró hace un
llamamiento a las administraciones regionales implicadas
para que se opongan al borrador
Angel de Jaime Baró:
"La modernización nos deja sin garantías"
por Alberto Gil
Sólo el avance
de las líneas del borrador de la Ley de Vitivinicultura
hace cuatro meses provocaron el levantamiento de la mayoría
de los consejos reguladores, con el de Rioja a la cabeza.
Hoy con el texto en la mano, la reacción ha sido
más moderada, pero el presidente del Rioja, Ángel
de Jaime Baró, tiene claro que, a su juicio, la
propuesta no es buena.
- ¿Qué pasa con el borrador
de Ley de Vitivinicultura?
- De mantenerse en los términos actuales, no mejorará
la originalidad de los vinos de calidad españoles
ni aumentará las garantías a los consumidores
ni facilitará tampoco el desarrollo de las zonas
vitícolas españolas. La pretendida modernización
parece un desmantelamiento del sistema de garantías
que ha procurado credibilidad a los consumidores hasta
ahora. Por otra parte, el aumento de las figuras de vinos
de calidad, con el decrecimiento de los controles sobre
producción y etiquetado, perjudicará a Rioja.
No debe minimizarse la trascendencia que tiene este proyecto
de ley para la Denominación. Ha pasado el tiempo
de los silencios y las ambigüedades y creo que las
administraciones regionales de nuestra Denominación,
junto con todo el sector vitivinícola riojano,
que ya manifestó y ya ha reiterado su posición
sobre distintas aspectos de esta ley, deben mantener una
postura firme y unida para defender los intereses generales
de Rioja.
- A la vista de sus opiniones, ¿las
diferencias son insalvables?
- No lo son porque se trata de un borrador, pero hay que
aclarar muchas cosas para que no se perjudique a la Denominación.
- La primera demanda del Rioja
es que sea una ley básica.
- Eso es fundamental y en este primer borrador existe
una contradicción entre la exposición de
motivos, donde se dice qué habrá que determinar
qué artículos serán considerados
básicos, y la disposición adicional primera
que dice que toda la ley es básica.
- El borrador ordena la pirámide
actual de vinos, ya existentes, pero no regulados ¿Le
gusta?
- Ni a mí ni al sector nos gustan los vinos
de calidad con indicación geográfica porque
van a poder disfrutar de todas las ventajas de las denominaciones
de origen sin cumplir todas las garantías. Se trata
además de una figura nueva, que de repente ha aparecido
sin saber por qué.
- La nueva norma puede acelerar
el debate sobre la revisión del modelo del Rioja.
¿Qué hay de la diferenciación de
calidades de la que se hablaba hace unos meses?
-En su momento, dije que estas opciones había que
estudiarlas desde el punto de vista económico y
ver si aportan algo. Entiendo que si se piensa en los
vinos de la tierra hemos de ver antes qué ventaja
competitiva van a aportar a la vitivinicultura riojana.
- Significa eso que ya no preocupan
los excedentes de hace cuatro días...
- Lo que estamos empezando a ver es que la Denominación,
inteligentemente llevada, permite trabajar con vinos amparados
de una forma equilibrada y rentable para viticultores
y bodegas. La recuperación es un hecho y, desde
ese punto de vista, hay que plantearse si otras salidas
nos aportan algo. Lo que no debe crecer la masa vegetal
es por encima de las posibilidades reales de la Denominación.
- Quizás más que las
plantas el problema han sido los rendimientos.
- El reglamento del Consejo determina unos rendimientos
y, excepcionalmente, dice que se podrían elevar
hasta el 125%. Lo que no puede ser es que la excepción
sea la regla.
- Pero cuando falta vino siempre su
utiliza esa excepcionalidad...
- Cierto, pero la situación de hoy no es esa. Hemos
pasado de un momento en que el aprovisionamiento era fundamental
a otro en que hay otras cuestiones más importantes.
En cualquier caso, producir 8.000 kilos por hectárea
no afecta negativamente a la calidad, ya que, por ejemplo,
otros vinos internacionales con gran imagen están
incluso muy por encima de esas cifras.
La separación de funciones
Uno de los aspectos más polémicos
del borrador es la separación de funciones de gestión
y control de las denominaciones. ¿Qué significa?.
Simplemente, que en todas las denominaciones del país,
muchas de las cuales apenas tienen controles, haya uno
mínimo y garantizado.
- El borrador, partiendo de la
separación, deja al criterio de cada Denominación
que el control recaiga en manos de un organismo privado
o público. ¿Alguna opción vale para
Rioja?
- No está nada claro. Hay varias interpretaciones
y me gustaría que todo quedara blanco sobre negro
para que no hubiera sorpresas. Entiendo que el Consejo
Regulador, único, tiene que verse como una moneda
con dos caras, y eso es lo que ha dicho el sector de Rioja.
Por otra parte, ya existen en otras leyes de comunidades
autónomas, como Cataluña o Navarra, que
apuestan por un modelo distinto, que precisamente es el
que queremos nosotros, y entiendo que estas regiones,
con competencias propias, difícilmente van a dar
marcha atrás.
- ¿Por qué tanto miedo
a la separación?
- Hoy, cuando en el Consejo se toma la decisión
de abrir un expediente lo conoce todo el mundo, así
como la sanción, lo que da garantías de
que el tratamiento será el mismo para todos. Dudo
mucho que con una institución externa, sea oficial
o privada, las cosas sigan igual.
- Quizás lo que se pretende
es que denominaciones que no cumplen empiecen a hacerlo...
- Si algunas no han cumplido como debían, la Administración,
como órgano tutelante debe intervenirlas. En segundo
lugar, debemos referenciarnos a las denominaciones que
funcionan y no a las que no funcionan. Es decir, no es
bueno igualar por abajo, sino por arriba.
|