Estrenó la presidencia de
la AREV con el problema de la fiscalidad y las regiones
europeas pidieron el impuesto cero. En casa, Pedro Sanz
tiene sobre la mesa la Ley del Vino y el ansiado acuerdo
interprofesional
Pedro Sanz: "Me
duele ver riojas a 150 pesetas"
por Alberto Gil
La Asamblea de Regiones
Europeas Vitícolas (AREV) es un órgano consultivo,
aunque, dada su elevada representatividad (50 regiones
de diez países) aspira a convertirse en un referente
para las instituciones ejecutivas y legislativas comunitarias.
Con tal deseo, el presidente riojano, Pedro Sanz, asume
el mando de la AREV.
- Estrenó su cargo con el conflictivo
tema sobre la fiscalidad del vino y las regiones se han
movilizado para tratar de frenar la iniciativa...
- Las regiones europeas tienen claro que el vino y su
consumo moderado es la línea a seguir. Ahora bien,
somos conscientes de que existe otra corriente y debemos
ser capaces de encontrar el equilibrio. La AREV entiende
que el vino, por sus características específicas
sobre el resto de alcoholes, debe quedar al margen del
sistema de accisas.
- En el fondo subyace un viejo debate
sobre el concepto de vino como alcohol o como alimento.
¿Cometió un error La Rioja con su Ley de
Drogas?
- El proyecto de ley que salió del Gobierno dejaba
claro en su exposición de motivos que el consumo
moderado de vino, como parte de la dieta mediterránea,
y ligado a una cultura y a una tradición, quedaba
al margen. Asimismo, el texto en ningún momento
hacía alusión al vino cuando hablaba de
restricciones para otros alcoholes, pero quizás
hay que reconocer que se produjo alguna distorsión
en su tramitación parlamentaria. Ahora confío
en que las cosas queden definitivamente claras.
- La presidencia de la AREV,
¿qué significa para La Rioja?
- Desde el punto de vista institucional, el hecho de que
un presidente de esta Comunidad Autónoma dirija
una asamblea de regiones europeas es muy importante. Nunca
hasta ahora había sucedido y creo que beneficia
a la imagen de La Rioja y a nuestra proyección
exterior.
- Volviendo a casa. La vendimia se
preveía muy difícil, pero nos salvó
la providencia. ¿Qué pasa con el Rioja?
- No sé si nos salvó la providencia o no,
pero desde el Gobierno llevamos una política vitivinícola
muy clara que apuesta por la calidad. Hemos aumentado
la masa vegetal para producir lo justo y, si somos capaces
de inculcar a los agricultores que produciendo determinados
kilos obtenemos más calidad y se paga por ese esfuerzo,
estaremos en disposición de triunfar. Eso se consigue
con un pacto entre elaboradores y productores y el Gobierno
va a trabajar por ayudar a conseguir el acuerdo interprofesional.
Creo que los últimos acontecimientos deben analizarse
desde el punto de vista positivo, ya que, el hecho de
que haya habido grandes altibajos en los precios, probablemente
haya hecho reflexionar a aquellos que no querían
el acuerdo. Es necesario primar la calidad del producto
y si es necesario vendimiar en verde, pues adelante.
- ¿Le duele ver riojas a 150
pesetas en los mercados?
- Muchísimo. Tan malo es un exceso de precio como
otros tan baratos que hacen el mismo daño a nuestra
imagen. El éxito de Rioja se basa en el equilibrio
entre precio y calidad y eso no hay que perderlo.
- ¿Le gusta la separación
de funciones de la nueva Ley de Vitivinicultura?
- No he cambiado de opinión sobre este tema.
Tengo la confianza de que el Ministerio quiere hacer una
ley del vino generalista para que quepan todas las denominaciones
de origen y luego, mediante un reglamento, se podrá
recoger la personalidad y singularidad de cada denominación.
En primer lugar, en mi opinión, debemos tener un
Consejo que apueste por la calidad y por la promoción
del vino. Dentro de su propia estructura, puede tener
dos partes diferenciadas con una misma cabeza: una para
el control y una segunda para la promoción y la
gestión. Creo que es factible la diferenciación
de estas funciones sin romper nada de lo que hoy existe.
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